Foto: elcolombiano.com
Felipe Jaramillo, director de Pictopía (festival de arte urbano en Medellín), afirma que con el tiempo, la ciudad ha aprendido a valorar el arte urbano y a ver al grafitero como un ciudadano más que puede manifestarse en el espacio, transmitiendo a través del dibujo pensamientos generales o personales que lleven a las personas a una “reflexión” continua de su misma sociedad.
El arte urbano se exhibe en las paredes de cualquier ciudad del mundo, pero también en las galerías a través de reproducciones con un certificado de autenticidad donde se incluye la fotografía del original. Una manifestación de sentir popular que aporta más de lo que parece. Una creación de cultura plasmada con aerosoles y pinturas en muros cubiertos de pensamientos artísticos.
Siguiendo los pasos del célebre banksy, cuyas obras rondan entre los 5.000 y 40.000 dólares, se han valorizado en el mercado nombres como el de keith haring, jean-michel basquiat, tvboy que transforman el arte callejero en una moda actual bien pagada. Exhibiendo sus piezas más polémicas en sitios estratégicos para despertar reacciones en el público, así se exponga a que duren poco, por tanta controversia que pueden llegar a alcanzar sus grafitis en estos espacios, los artistas consideran que uno de los propósitos del arte urbano es llevar a la reflexión.
Autor: banksy
Otra característica del arte urbano es que son efímeros, los artistas en el mundo pocas veces consiguen los permisos para intervenir paredes y tampoco suelen volver a sus obras para protegerlas del paso del tiempo.
Benito Padilla, de la galería Imaginart Barcelona, considera que una de las tendencias más importantes en el futuro es la venta de arte urbana, él mismo ya ha organizado varias exposiciones alrededor del tema en su galería. Aunque el gusto por las diferentes manifestaciones del arte muchas veces es subjetivo, se debe mantener la mirada abierta para entender que el arte urbano es una manifestación de sentir popular y puede llevar al público a acercarse a espacios relegados de la ciudad e incluso al arte en sí. El grafiti hace más por la ciudad que lo que le resta, una lección que no se puede olvidar y que siempre hay que tener presente.