El síndrome post aborto: las consecuencias del aborto
Por: Gloria Inés Blanco Núñez, médico-Psiquiatra
Hoy hablamos de un tema que cada día toma más importancia y es, el síndrome post aborto que está compuesto por diversos síntomas, físicos y emocionales.
Con solo nombrar la palabra “aborto”, ya recaen sobre ella, muchos elementos para tener en cuenta, como son: aspectos personales, familiares, sociales y éticos; es un tema incómodo, que no se quiere nombrar y mucho menos recordar.
Cuando hablamos de síndrome post aborto, es importante tener en cuenta la persona como un ser humano, bio-psico-social y espiritual, por tanto, ante una pérdida, se va a enfrentar a una serie de situaciones y síntomas, que se verán reflejadas de varias formas. Es decir, cuando existe una pérdida, como lo es un aborto, lo ideal es que la persona busque ayuda, desde el primer momento para que reciba la orientación necesaria de una persona idónea y profesional; antes, durante, y después del evento.
Es importante conocer si el embarazo fue deseado o no deseado y si ha sufrido un aborto espontáneo o inducido, recordemos que cada persona es única, con una historia, unos antecedentes personales y familiares que, al momento de hacer una evaluación, se deberá tener en cuenta esta información, porque esto determinará, cómo será la etapa post aborto. Recordemos que toda pérdida lleva a un duelo y que este tiene unas etapas, que la persona que la ha sufrido deberá pasar.
El hecho de iniciar un embarazo lleva a cambios en el organismo y uno de ellos son los hormonales, que producen alteraciones, en la manera de actuar de la persona, a diferentes situaciones y estos irán aumentando al pasar los meses.
En lo físico también se pueden presentar síntomas que pueden estar relacionados a la parte emocional o a la física, dolor de cabeza, náuseas, pérdida de apetito y cansancio. Recordemos que el organismo ha estado expuesto a cambios hormonales, a medicamentos, sustancias nocivas, anestesia y a muchas situaciones y factores estresantes, tanto sociales como familiares.
Teniendo en cuenta lo anterior es fundamental el acompañamiento, si es posible de la pareja, de la familia o amigos. Este acompañamiento debe ser con actitud amorosa, de comprensión, acoger a la persona que acaba de tener la pérdida; se debe respetar este momento y lo importante es estar ahí, en silencio, teniendo en cuenta el dolor o posible confusión por lo ocurrido.
En lo posible deberá tener un acompañamiento terapéutico, por parte de psicólogo o psiquiatra¸ este acompañamiento es fundamental antes y después de la pérdida. Hay personas que pasan por un aborto espontáneo e inducido que no presentan síntomas emocionales, es posible que se deba, al tipo de personalidad de la aceptación de los hechos, del apoyo familiar, creencia religiosa y conocimiento del evento que ocurrió.
Se considera que hay un gran porcentaje, en el cual se presenta negación y nunca se habla de la situación y, por el contrario, se evade; en estos casos se corre el riesgo, que, en algún momento de la vida, ante otra pérdida, si hay un duelo no resuelto, surjan nuevamente síntomas depresivos, ansiosos, sentimientos de culpa.
En caso de situaciones en que existan sentimientos de culpa, rabia, depresión, ansiedad, insomnio… se deberá tener en cuenta la posibilidad, de hacer una asesoría espiritual con un sacerdote, quien podrá también ayudar a elaborar este duelo.
Es importante que en estos casos se haga un tratamiento integral, donde se reciba un tratamiento farmacológico, si hay un trastorno depresivo, ansioso o del sueño y lo requiera. El tratamiento psicoterapéutico, el acompañamiento y apoyo familiar es importante, ya que es un duelo, que puede afectar a la familia.
En muchas personas, el tema de un aborto marca su vida y es motivo de culpa, que se lleva durante años, a pesar de confesar el aborto, haya sido espontáneo o inducido, seguirá afectando la vida de esas personas.
No se debe convertir el aborto en una tortura, el hecho de haber sufrido una pérdida puede repararse ayudando a otras personas, que han sufrido también esta situación, a elaborar el duelo.
Ayudemos a las personas que sufren o han pasado por abortos, ya sea por situaciones sociales o familiares extremas, ya que a veces se juzga sin conocer las historias de estas personas, que sufren embarazo no deseado, aborto inducido; para que busquen ayuda en personas que sepan orientarlos en estos casos.
Recordemos la grandeza de Dios, su amor y perdón es más grande que cualquier pecado, y siempre está esperándonos, porque es un Padre compresivo y amoroso. “Un corazón contrito y humillado, no lo desprecias” (Sal 50, 19), Dios nos espera en el Sacramento de la Confesión, con todas nuestros errores y podredumbre, que cargamos y Él siempre limpiará el corazón de cada uno de nosotros sus hijos. Ya lo decía, Santa Teresa de Jesús “Solo Dios Basta”.