El impacto de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes: El caso de la demanda contra Meta
Por: Andrés Ariza, ingeniero de sistemas de la Diócesis de Cúcuta.
En esta oportunidad comparto con ustedes queridos lectores, una situación que junto al crecimiento de las redes sociales poco a poco nos afectan y más si tenemos algún familiar menor de edad. Antes que nada, quisiera ponerlos en contexto con una noticia que sucedió en Estados Unidos más de 40 estados han presentado una demanda contra Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, alegando que estas redes sociales han causado daño a la salud física y mental de los jóvenes. Los fiscales generales de estos estados acusan a Meta de utilizar tecnologías poderosas para atraer y retener a jóvenes con el fin de obtener ganancias, sin considerar el daño que esto causa a la salud mental y física de los jóvenes.
Meta respondió diciendo que está decepcionada de que los fiscales generales hayan optado por la vía legal en lugar de trabajar con las empresas para establecer normas claras. Aseguraron que han introducido más de 30 herramientas para apoyar a los adolescentes y sus familias.
La demanda es el resultado de investigaciones iniciadas en 2021, luego de que una exempleada de Facebook denunciara las prácticas de la empresa. Los fiscales alegan que las funciones de Facebook e Instagram fueron diseñadas para manipular a los usuarios jóvenes y acusan a Meta de mentir al público sobre la seguridad y adecuación de sus productos para adolescentes.
Los estados buscan que los tribunales obliguen a Meta a poner fin a estas prácticas y exigen el pago de multas. Aunque el Congreso no ha logrado acordar leyes para regular mejor a las grandes empresas tecnológicas, el tema de la protección de los niños tiende a unir a los representantes electos de los dos principales partidos políticos.
La creciente cantidad de demandas presentadas por los estados de EE. UU. contra Meta evidencia la preocupación generalizada sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental de los menores. Estas acciones legales reflejan un esfuerzo significativo para abordar el efecto adictivo y perjudicial que las plataformas como Facebook e Instagram pueden tener en los niños y adolescentes. La relación entre las redes sociales y la salud mental de los jóvenes es un tema cada vez más relevante y requiere una atención continua por parte de las autoridades, las empresas y la sociedad en general para garantizar entornos en línea seguros y saludables para los menores.
Las redes sociales pueden ser dañinas para los menores de edad por diversas razones, entre las cuales se incluyen:
- Impacto en la salud mental: el uso excesivo de redes sociales puede contribuir a problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima. La exposición a contenido perjudicial o inapropiado, así como el acoso cibernético, puede afectar negativamente la salud emocional de los menores.
- Adicción: las características de las redes sociales, como las notificaciones constantes, el contenido altamente estimulante y la validación a través de “me gusta” y comentarios, pueden generar comportamientos adictivos, distrayendo a los menores de actividades más saludables y equilibradas.
- Impacto en el desarrollo: el tiempo excesivo dedicado a las redes sociales puede interferir con el desarrollo físico, emocional y social de los menores, limitando su participación en actividades al aire libre, interacciones cara a cara y desarrollo de habilidades sociales.
- Exposición a contenido inapropiado: los menores pueden verse expuestos a contenido inapropiado, como violencia, drogas, sexualidad y otros temas no adecuados para su edad, lo que puede influir de manera negativa en su percepción del mundo y en su desarrollo cognitivo.
- Privacidad y seguridad: la participación en redes sociales puede exponer a los menores a riesgos relacionados con la privacidad y la seguridad en línea, incluyendo el acoso, el ciberbullying, el contacto con extraños y la divulgación involuntaria de información personal.
En resumen, se debe tomar en serio el uso de estas plataformas por parte de los menores de edad implicando por ello la supervisión constante de un adulto, acuerdos sobre los horarios de uso y la alternancia con actividades lúdicas y de contacto físico con los demás para fortalecer su capacidad relacional.