“Dios nos llama a un cambio de mentalidad absoluto”: Papa Francisco
Ante 320 participantes del II Congreso Latinoamericano promovido por CEPROME el Papa Francisco envío un mensaje este 12 de marzo, el cual fue leído por el Cardenal Sean O´Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. El evento realizado y titulado “Vulnerabilidad y abuso: Hacia una mirada más amplia de la prevención” el cual irá hasta el 14 de marzo; fue el nuevo escenario donde el Pontífice ofreció unas palabras en el marco de la misma temática.
En el evento situado en Panamá, el Santo Padre pidió unión con las fragilidades, propias y de las instituciones, para poder erradicar “la lacra de los abusos en todos los ámbitos de la sociedad” así lo mencionó. Además, el Pontífice hizo el llamado a observar con ojos de Dios la dura problemática y situación de los abusos sexuales, explicando que dicha mirada ayuda a comprender la vulnerabilidad.
El Papa hizo la fuerte afirmación de que “Dios nos llama a un cambio de mentalidad absoluto sobre nuestra concepción de las relaciones privilegiando al menor, al pobre, al servidor, al ignorante, sobre el mayor, el rico, el amo, el letrado”. También expresó que la única pequeñez que debemos abrazar es aquella invitada propiamente por Jesús, que coloca la confianza exclusivamente en la gracia de Dios.
El Sumo Pontífice hizo referencia a los enormes desafíos que viven todos los días los participantes del congreso, llegados de más de 15 países, entre laicos, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas; asimismo de distintos profesionales en diferentes áreas, responsables de oficinas para la prevención de abusos desde congregaciones o comunidades religiosas hasta las propias Diócesis. Por último, el Papa exhortó a los congresistas a seguir con el trabajo para finalizar con las dinámicas que cuidan y protegen a quienes usan las posiciones sociales de poder para imponerse perversamente sobre otros, pero al mismo tiempo les pidió que comprenda por qué dichas personas no logran conservar la capacidad de establecer relaciones sanas y de actuar con rectitud. “Humanizar las relaciones en cualquier sociedad, también en la Iglesia, supone trabajar con denuedo para formar personas maduras, coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal, dando testimonio de la verdad con mayúsculas”, puntualizó el Papa.