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Este domingo, 8 de septiembre, se conmemoró el día internacional de la fibrosis quística, una de las enfermedades pulmonares más comunes en los niños, seguido por los adultos jóvenes, que afecta gravemente las vías respiratorias, lo que dificulta el desarrollo de una vida cotidiana normal.
Esta enfermedad es hereditaria, crónica y degenerativa, que afecta los dos sistemas más importantes del cuerpo: pulmonar y digestivo, y es causada por un gen defectuoso que produce un líquido espeso anormal y pegajoso (moco) que se acumula en las vías respiratorias y el páncreas; además puede afectar las glándulas sudoríparas y el aparato reproductor masculino.
Las personas portadoras de este gen FQ heredan dos genes defectuosos (uno de cada padre), y puede ser detectado a partir de los dos años y hasta los 18 años.
Los síntomas más notorios son el retraso en el crecimiento, la incapacidad de aumentar de peso, piel con sabor salado, dolor abdominal causo por el estreñimiento fuerte, aumento de gases (estómago distendido), náuseas e inapetencia, fatiga, congestión nasal, inflamación frecuente del páncreas y dedos malformados.
Para tratar esta enfermedad, se basa en los cuidados respiratorios e intestinales:
Respiratorios
– Medicamentos inhalados para abrir las vías respiratorias.
– Aplicar la vacuna antigripal y vacuna antineumocócica de polisacáridos.
– Actividad o ejercicios que lo lleven a respirar profundo.
– Fisioterapia del pecho.
– En algunos casos, trasplante de pulmón.
Intestinales
– Dieta rica en proteínas y calorías.
– Enzimas pancreáticas para para ayudar absorber grasas.
– Suplemento vitamínico: A, D, E y K.
– Evitar el humo, polvo, suciedad y vapores.
– Hacer ejercicio dos o tres veces por semana.
El promedio de vida de esta enfermedad es hasta los 37 años, ya que aún no tiene cura; debido a esto es importante velar por una mejor calidad de vida del paciente.