Periodico La Verdad

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“Hoy la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera” Papa Francisco

“Hoy la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera” Papa Francisco

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta.

El Ministerio del Papa en la Igle­sia Católica está fundamentado en la Palabra de Dios cuando Je­sús dice: “Yo te digo: Tú eres Pedro y sobre está piedra edificaré mi Iglesia y el poder de la muerte no podrá con ella” (Mt 16, 18) y cumple su misión evangelizadora con el único propósito de extender el Reino de Dios por todas partes, haciendo presente a Nuestro Se­ñor Jesucristo que transforma la vida de cada creyente. La imagen de Pedro, la vimos plasmada en el Papa Francisco quien ha guiado a la Iglesia por caminos de evangelización en salida misionera.

Como bautizados y creyentes en Cris­to nos hemos unido en oración desde el lunes 21 de abril, cuando conocimos la noticia del fallecimiento del Papa Francisco. Entregamos a todos los bau­tizados, creyentes y personas de buena voluntad de la Diócesis esta edición es­pecial del Periódico La Verdad, como un homenaje de esta Iglesia Particular, a quien fue el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo desde el 13 de marzo de 2013 hasta el 21 de abril de 2025.

Jorge Mario Bergoglio desde que vivió su ministerio apostólico en Buenos Ai­res se caracterizó por vivir el Evange­lio y el anuncio de Jesucristo en salida misionera y al iniciar su pontificado tuvo la convicción que “Hoy la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera” y para eso planteó desde el principio en la Encíclica Evangelii Gaudium (El Gozo del Evangelio) la necesidad de una profunda conversión que consiste “en salir de la propia co­modidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).

Como creyentes y evangelizadores re­cibimos como testamento espiritual el llamado a una sincera conversión personal, pastoral y de las estructuras, de acuerdo con lo que nos enseñan los documentos de la Iglesia, conscientes que lo que se nos pide a todos es dispo­nernos a la conversión como adhesión personal a Jesucristo nuestra Esperan­za y la voluntad de caminar juntos en su seguimiento, siendo este momento inicial la raíz y el cimiento sin los cua­les todos los demás esfuerzos resultan artificiales. Esto significa un cambio profundo de actitud, que conlleva a una transformación de nuestra vida en Cris­to (Cfr. Documento de Aparecida 278b, 366), para salir en misión a anunciar la alegría del Evangelio: “Espero que to­das las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una simple administración” (EG 25).

Caminando juntos desde la conversión personal, tenemos la fortaleza que nos da la gracia para vivir la audacia de ha­cer más evangélica, discipular y parti­cipativa, la manera como pensamos y realizamos la pastoral (Cfr. DA 368), en este sentido “la conversión pastoral exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral de­cididamente misionera. Así será posi­ble que el único programa del Evange­lio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, haciendo que la Igle­sia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (DA 370).

La entrega y vocación que encarnó en su misión el Papa Francisco fue un gran testimonio para la Iglesia, ya que des­de siempre recibió encargos de gran responsabilidad, que, aunque nunca los esperó, los ejerció con generosidad, serenidad y humildad, pero también con seriedad y determinación. El espí­ritu misionero lo dejó plasmado en su aporte en la reunión de los Obispos en Aparecida, donde colaboró con mucha dedicación en el documento final, que es una hoja de ruta importante del cami­no evangelizador de la Iglesia en salida misionera.

Para la Iglesia ha sido una gran pérdi­da, un hombre de fe, un Evangelio vivo que, desde su servicio eclesial y preo­cupación por la Evangelización en las periferias físicas y existenciales, contri­buyó para que el Evangelio de Jesucris­to fuera comprendido en los diversos ámbitos en los que se mueve el ser hu­mano. Ahora, en la gloria de Dios, he­mos ganado un intercesor que pedirá al Señor, para que la Iglesia, en salida mi­sionera, continúe su misión anunciando a Jesucristo. El Señor en su gran bondad y proveyendo lo mejor para su Iglesia, concede para cada tiempo los pastores eximios a la altura de las exigencias de las épocas, y desde los carismas que el Espíritu Santo infunde en ellos, sirven oportunamente para seguir guiando la Iglesia, en medio de muchas tormentas que intentan derrumbarla, pero con la certeza que “el poder de la muerte no podrá con ella” (Mt 16, 18)

Damos gracias a Dios por la vida y testi­monio de Su Santidad, el Papa Francis­co, y nos unimos en oración constante con toda la Iglesia Universal, para que esté gozando de la Gloria de Dios que predicó con fe y anunció con fervor por la evangelización.

Pidamos al Señor que siga guiando a la Iglesia por caminos de fe, esperanza y caridad, de manera que todos nos sin­tamos protegidos por la gracia de Dios y así cumplamos con el mandato misio­nero Sean mis testigos, en el Proceso Evangelizador de nuestra Diócesis, has­ta que lleguemos un día a gozar de la plenitud de Dios en su Gloria. Que la Santísima Virgen María y el Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor todas las gracias y bendiciones necesa­rias, para que practicando la enseñanza que nos ha dejado el Papa Francisco, con su convicción: “Hoy la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera” nos ayude a crecer en san­tidad y a prepararnos también nosotros un día para llegar a la gloria de Dios.

En unión de oraciones, reciban mi bendición.