Las mujeres pueden vivir más tiempo, pero tienen una calidad de vida peor que la de los hombres, según un nuevo estudio
Las indagaciones revelaron que los varones presentan una mayor propensión a experimentar colisiones automovilísticas, mientras que las mujeres tienden a padecer más ansiedad y depresión. Conforme a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres tienen una expectativa de vida de alrededor de 69 años, mientras que las mujeres alcanzan una media de 74 años. Sin embargo, una reciente investigación ha puesto de manifiesto cómo el sexo y el género influyen en nuestra salud y longevidad.
La condición de ser hombre o mujer interacciona con diversos factores, como la etnia, el estatus socioeconómico, la edad y la orientación sexual, incrementando el riesgo de distintas enfermedades y variando la esperanza de vida. El estudio más reciente, difundido en The Lancet, determinó que los hombres sufren un mayor deterioro de la salud y están más expuestos a enfermedades fatales prematuras, mientras que las mujeres padecen más dolencias que afectan su calidad de vida en etapas avanzadas.
A menudo, las mujeres experimentan una mayor incidencia de dolor lumbar, cefaleas y trastornos depresivos, lo que afecta sus actividades cotidianas. Por otro lado, los hombres tienen una mayor probabilidad de sufrir problemas cardiacos o verse implicados en accidentes automovilísticos.
Los investigadores se basaron en datos del Estudio sobre la carga global de enfermedad (GBD) de 2021, analizando enfermedades en más de 200 naciones que generan la mayor pérdida de salud en individuos mayores de diez años.
Tanto el sexo, que se refiere a los aspectos biológicos relacionados con los cromosomas sexuales y la anatomía reproductiva, como el género, que implica una construcción social vinculada a los roles y comportamientos atribuidos socialmente a hombres y mujeres, así como a personas con diversidad de género, configuran la salud.
Según los autores del estudio, «La mayoría de las enfermedades que afectan de manera desproporcionada a mujeres y hombres, como los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad y los accidentes de tráfico, comienzan a diferenciarse en la adolescencia», y añaden que «las investigaciones actuales sugieren que este período coincide con una edad crucial en la que las normas y actitudes de género se intensifican y la pubertad cambia la percepción de uno mismo».